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VENÍ TE CUENTO: CADA QUIEN SE MATA COMO LE DA LA GANA

Por: AVE.
Hoy he leído demasiado: “hay que defender a nuestros niños”. ¡Me tienen hasta la madre con esa frase! Mejor analicemos de qué los queremos defender.
Empecemos por acá: una transmisión de noticias a medio día en Colombia dura al rededor de tres horas. Tres horas de catástrofes, matanzas, abusos, farándula, noticias de corrupción, violaciones, ladrones de todo tipo, estafas y en fin. Podríamos decir que casi el 90% del ”contenido” de un noticiero nacional -o local- es de carácter negativo y lo ven los niños con sus familias o cuidadores. Lo ven en sus casas, lo ven en sus colegios, en los descansos, en las salas de espera de las odontologías, en los restaurantes. Mejor dicho, de ver un pantallazo con una noticia mala no se salva nadie ni un caballo cochero, pero eso no es todo, entonces continuemos.
Llegan a la casa esos niños que “necesitamos defender” y tienen pistolitas de juguetes, más programas de televisión vacíos, más chismes que escuchan en los pasillos de los edificios. Escuchan a la mamá hablando mal de alguna fulana, al papá echando chispas por que el tráfico es una mierda, pero el también conduce como una bestia o tiene sus pecadillos haciéndolo.
Los niños que crecen en entornos violentos, hay que aceptarlo, pueden ser más propensos a la violencia pero no tienen por qué serlo, como tampoco tienen que ser unos alcohólicos ni unos drogos si ven a la gente tomando en los parques o consumiendo marihuana en la calle.
Para qué rasgarnos las vestiduras diciendo “ahora sí nos llevó el putas” o “defendamos a nuestros niños” al saber que la Corte declaró inconstitucional el artículo del Código de Policía que no permitía ingerir licor o la dosis mínima en las calles y en los parques, cuando en realidad el padre, la madre, el tío o cuidador, igual se estaba tomando sus tragos en la casa o en un bar y al final o hasta a medio día llegaba borracho, volado o mínimamente con tufo?
De nada sirve coartar la libertad del ser humano en la calle cuando la misma conducta supuestamente reprochable ya   se estaba dando en la casa y al lado de los niños que habitan la casa.
De verdad no encuentro la diferencia entre que un niño vea al que se toma las cervezas en la calle o que vea al mismo sujeto pero saliendo de un bar caído de la borrachera.
No soy madre pero me atrevo a decir que lo importante aquí es lo que hay que enseñarles a los niños desde el hogar y eso lo digo desde mi experiencia, desde mi propia crianza.
Crecí en el barrio Conquistadores, en Medellín. Por las noches veía como un grupo de chicos se reunía abajo del edificio a fumar marihuana, algunas veces los veía en los parques cerca de Unicentro también.
Mi papá era alcohólico, se iba para una taberna cualquiera o para el parque del pueblo donde trabajaba y allá se tomaba sus aguardientes. Llegaba caído de la rasca a la casa.
Crecí viendo a mi padre tomar alcohol, a los chicos fumando marihuana y eso no me hizo ni alcohólica ni consumidora de marihuana. Tengo una hermana que tampoco es  borracha ni marihuanera. Los niños que crecieron conmigo tampoco lo son.
En lugar de enseñarles a los niños cómo coartar la libertad, más bien eduquémoslos para que aprendan a respetarla. Defendamos a los niños del abuso de noticias vacías, de comentarios sin sentido, de chismes de los vecinos, de programas estúpidos. Defendamos a los niños de un legislador mojigato que pueda decidir sobre el cuerpo de los demás seres humanos. Defendamos a los niños de una educación sin contenido. Defendamos a los niños de la idea de ser unos dioses en la vida de los demás porque sinceramente no hay nada más peligroso que una persona que se crea con el derecho o con el poder de decidir qué diablos tienen que hacer los otros seres humanos  con sus cuerpos.
Enseñémosles a los niños sobre prevención, sobre consecuencias. Enseñémosles a los niños sobre libertades, sobre derechos y no sobre restricciones de los mismos.
Respeto a los que andan indignados, putos con la Corte Constitucional. Ellos tendrán su punto de vista.
Este es el mío. A mí sí, todo lo que sea libertad, me gusta.
A veces es mejor pararse en la realidad, no taparse los ojos y saber que sí o sí, esos niños igual cuando crezcan se van a dar cuenta de una cosa y es que, hágalo donde lo haga, cada quien se mata como le da la gana.

 

 

Autor:

Soy Ana Isabel Vélez Puerta, tengo para ser exacta treinta y cinco añitos bien cumplidos y muy bien vividos; vivo en la hermosísima ciudad de Medellín, aunque nací en Ciudad Bolivar, un pueblo divino del suroeste Antioqueño; soy abogada de profesión y escribo para relajarme y por placer. Como hay que dedicarle tiempo a todo, soy fan de la lectura, los animales, la música, las buenas energías, amante de los viajes y vivo enamorada del amor aunque la soledad me encanta. De todo esto, de la vida, de mi vida y más es de lo que estaré escribiendo por aquí, por eso, sin más preámbulos, voy a dejar que este blog hable por mi. Disfruten el rato en VENÍ TE CUENTO y déjenme sus comentarios, sugerencias o preguntas en venitecuentoblog@gmail.com o en el formulario de la sección CONTÁCTAME.

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